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Confesiones

telecinco.es 09/06/2009 10:16

Es momento de confesiones entre los tres concursantes finalistas. Momentos de rememorar las experiencias tenidas y hacer balance de lo bueno y lo malo. En esta entrada de hoy he preferido darle la palabra a ellos, reproduciendo negro sobre blanco sus reflexiones desgranadas mirando a cámara, con esa espontaneidad de responder a los temas que les propone el programa.

Hablan de aquello que más han echado de menos. También de lo más duro y lo mejor que les ha pasado durante estos ochenta días. Curiosamente los tres coinciden en considerar la experiencia como muy positiva, interpretando las cosas malas parte de un entrenamiento, el aprendizaje de una vida no sé si más dura o simplemente diferente de la normal en todos ellos. Alguno destaca el contraste entre su condición habitual y la que presenta allí, o la necesariamente dura readaptación a sus costumbres y la rutina que les espera a su vuelta.

Está claro que quien mejor aprovecha esta ocasión es Matías, algo nada sorprendente después de haberle visto controlar el concurso durante todo este tiempo. Tiene tan interiorizado su papel de concursante que cuando le está contando a Maite que lee cada día el diario y quiere aclarar que no se refiere a la prensa deportiva, dice: "El País, El Mundo, el ABC... cualquiera". No se vaya a ofender nadie. Hay que arañar votos a derechas e izquierdas. Y viceversa. Este es mi 'Tone', el más concienciado como concursante.

Y, a la contra, Maite parece que ahora opta por la concreción, siendo su intervención la más escueta de las tres. Puede ser que a la hora de montar las imágenes hayan escogido menos frases de esta concursante, pero más me inclino a pensar que tras tantos días de ponerle voz y análisis a la situación ahora prefiera esperar el momento con el sosiego que reconoce como su forma de afrontar estos últimos días. No importa haber perdido ya sus ojos y oídos, porque ahora sí que en realidad está todo el pescado vendido, nunca mejor dicho.

Ivonne Orsini: «A mí me encanta hablar con la gente. Yo creo que aquí... o sea, no es que no tenga gente con quien hablar, pero ¡bendito! ya nos hemos contado las vidas mil quinientas veces. Ya nos hemos contado los platos preferidos mil ochocientas veces más. Y ya no sé qué más hablar con ellos. Es que es todos los días lo mismo.

Lo que más he echado de menos... ¡ay, dios mío! es que es un conjunto de tantas cosas. Pero bueno, yo creo que, obviamente, la comida. Es que si no lo digo sería una tonta. Es que yo como demasiado. Me encantan los dulces, me encanta comer bueno, bueno, bueno. Y yo creo que es una de las cosas... vamos, que me encantaría.

Otra de las cosas que he echado de menos... de verdad, aunque no lo crean... es a veces como que ponerme unos taquitos (tacones), ponerme bonita, arreglarme. No sé si voy a saber maquillarme cuando salga de aquí. Oye, que yo soy una reina de belleza. No parezco, pero sí.

Una de las cosas buenas que yo... es que definitivamente me ha tocado... pero hacer de por vida, es el haber tenido la oportunidad de estar con otras personas que no son de nuestro país. Por lo menos todos los españoles aquí hablando de sus comidas, de como se llama esto, de sus palabras. Yo aprender de otra cultura, de cosas lindas...

Y lo peor de Supervivientes... lo juro, más que el hambre (que no me ha azotado tanto, este... ya ven, cuatro kilitos nada más)... las moscas, las moscas y los picores, los picores y las moscas.»

Totalmente explicable esa añoranza de calzarse unos taconazos y verse cuidada y mimada por estilistas, peluqueros y fotógrafos. A pesar de haber aprovechado, las chicas en general, cualquier cosa que tuvieran a mano (unas ramas, cintas, el tuneo de una camiseta, lo que fuera) para llevar un poco de coquetería a los cayos hondureños, nada comparable con un buen modelo de Versace y un perfume de Courrèges. Lo que estoy seguro no olvidará Ivonne son esos picores de un día, víctima de medusas microscópicas que quisieron invadir su cuerpo. No son listas ni nada las medusas.

Matías Fernández: «Estos últimos días los estoy afrontando con unas ganas terribles... disfrutando, descansando, durmiendo bien. Porque claro, todos los días anteriores, con el tema de nominaciones, o con el tema de presión del grupo, siempre intentaba levantarme y currar, y pim-pum-pam... y ahora ya nos pusimos de acuerdo entre los tres. Ya vamos más relajados...

Aunque lo de la pesca, la verdad, no lo puedo evitar. Siempre digo "me voy a pegar un bañito", miro así el anzuelito y digo "bah, que me acompañe". Recién me metí, saqué otro, que lo comeremos seguro a la nochecita... una buena pieza...

Lo mejor de estar aquí, yo creo que ha sido estar en patas (en cueros), sin ropa, sin orden, desordenado todo el día. Desprolijo, como me gusta. En el mar, todo el día salado. Me encanta. Si hay algo que no echo de menos es la ducha de agua dulce, porque sinceramente tengo costumbre de andar salado y me encanta. Y me ha encantado de... no sé, sentirme un poco primitivo, ¿no? en muchos momentos. Sentirme un poco indígena.

¿Lo peor de haber estado aquí? Peor creo que no hay. Peor... sí, el tema del hambre. Pero hoy ya, habiendo pasado ochenta días, miro para atrás y no fue peor. Fue un aprendizaje.»

De nuevo el perfecto concursante Matías. Reconoce él mismo su obsesión por pescar para ganarse un puesto en la final. Pero al tiempo que lo hace aprovecha para justificarse lavando su imagen, si acaso hacía falta, al achacarlo a un impulso semi inconsciente más que a otra cosa. Sabe que Maite le inquirió hace unos días sobre una temprana salida matutina tras haber pactado la noche anterior no madrugar y salir a pescar tarde. Sabe que eso puede ser un borrón en su expediente y aprovecha la ocasión para fijar, limpiar y darle esplendor a su propia figura. Como debe ser.

Maite Zúñiga: «Los días que me quedan aquí, los estoy afrontando, y los voy a afrontar, con tranquilidad. Y con disfrute. Ya no tengo esa tensión de qué pasará, del corte para entrar en la final... no entraré... Ahora estoy disfrutando al máximo de... de lo que tengo aquí, ¿no?

Hoy hemos pescado, le hemos cogido el gustillo y es fenomenal. Pero sin el agobio de si pescas bien, y si no... pues no pasa nada.

La experiencia de pasar por Supervivientes ha sido maravillosa. Yo he aprendido, sobre todo, a conocerte un poco más interiormente. A valorar mucho, pero mucho más, todo lo que tienes fuera de aquí. Apreciar, desde luego, la naturaleza en su... en su esencia.

No creo que haya nada malo en particular. Todo me ha parecido positivo y bueno. Incluso la época peor de hambre me ha ayudado a valorarlo más.»

También Maite reconoce la relajación tras las dudas anteriores sobre si pasaría el corte o no. Como no, esta concursante utiliza una expresión deportiva para referirse al concurso. Para ella esta ha sido su carrera de fondo más larga, una auténtica prueba de resistencia más que de supervivencia. Me sorprende que haya personas para quienes este programa puede suponer un reto de superación personal y estén dispuestas a renunciar a tantas cosas a cambio de vivir la experiencia. Más explicable me parece que saquen de la misma mucho aprendizaje, y ayuda para conocerse mejor.