Hoy tenía intención de comenzar estas líneas hablando del poder de las chicas, muy unidas durante toda esta semana. Sucede que hay algo prioritario, aunque no debiera serlo.
El resumen de Supervivientes fue ayer troceado como un quesito (parafraseando lo aquí dicho), en seis partes o no sé cuantas. Entre cada uno de estos fragmentos van otros contenidos, de muy diversa especie. Esto obliga a enterarse de la separación de Belén Esteban al detalle, algo que particularmente me trae sin cuidado. Con todos mis respetos, si insisten en este formato mucho tiempo no me extrañaría que muchos huyan despavoridos al encontrarse un tótum revolútum como ese. Dan ganas de abandonar este palafito y dejar que sigan masacrando contenidos. No creo que muchos seguidores de un reality como este anden preocupados por ciertos asuntos domésticos de algún famoso. Yo, particularmente, no estoy ni interesado.
Dicho lo cual, vamos con lo nuestro, aunque siguiendo el ejemplo hablaría del 4-1 que le metió el Barça ayer al Athletic, desgarrando la primera hoja del codiciado trébol. O de los ordenadores portátiles que tendrán dentro de poco los estudiantes de primaria. Incluso, más de mi interés, del espasmódico movimiento de pélvis de Maxi (OT), al que ayer la diosa Coco Comín le dio un buen repasito. Pero si me pongo a comentar estos otros asuntos seguro que mi jefa me echa el alto. Aunque realmente siempre he tenido la duda sobre si me lee. Jefa, ¿estás ahí?
Me dejo ya de bobadas y voy con lo mío, que es lo nuestro. Las chicas están más unidas que nunca, lo cual resulta un tanto extraño a estas alturas. Creo que ayer fue la primera vez desde hace muchas semanas que vi a Yolanda o Ivonne dirigirle la palabra, más allá de puros formalismos, a Zúñiga y Daniela. Incluso vi algunos gestos de cariño y sincero interés. La ex atleta pasó probablemente su peor día, tras muchos de soportar los cambios de humor y el tono seco a la vez que desconcertante de Santi. Superar el reto de convivir con este concursante durante tantos días sin terminar clavándole el machete al menor descuido debería tener su propio premio, añadido a los doscientos mil euros que se llevará a casa el ganador.
Como decía hace unos días la propia Zúñiga: "Santi es un niño grande". Añado yo que a ese niño grande le está empezando a hacer huella la estancia en Cayos Cochinos, y cada día parece más desquiciado. No pasa día sin que monte una bronca con alguien, especialmente a Zúñiga. De los detalles vistos en el último resumen no comprendí alguno de ellos, entre otras cosas porque Santi vocaliza mal tirando a peor, y me temo que ella tampoco estaba entendiendo la movida. Incluso la bronca central, que contaré en un par o tres de párrafos, fue toda una maniobra de despiste, durante la cual fue cambiando sus quejas. Es algo que hace con frecuencia, según lo visto. Santi empieza protestando por algo, durante la discusión cambia de tema y termina quitándose de en medio, casi acusando a los demás de haber provocado todo.
La última misión garífuna (me parto con estas denominaciones tan ocurrentes) estuvo especialmente bien. Es perverso plantear conseguir comida a cambio de un punto para las nominaciones de hoy, a pesar de lo cual personalmente no dudaría ni un segundo mi elección de la comida y que me nominen cuanto quieran. La caja sorpresa contenía en esta ocasión dos pollos asados, utilizados como cebo ya que de forma excepcional en el papiro donde les planteaban las condiciones del reto se decía que se trataba de esa comida y no otra. Ante la duda de que pueda ser fruta o algo de menor entidad podrían haber dicho que no, peo tratándose de pollo asado, ¡por lo más sagrado! a ver quien es el guapo que lo deja pasar.
El trato concretamente era que debían estar de acuerdo en la decisión, y en su caso se comerían el pollo allí mismo, a cambio de lo cual recibiría cada uno un punto de nominación. Si uno de los dos terminara siendo líder, el otro asumiría los dos puntos. Además, a su vuelta a la playa podrían contar lo que habían comido pero deberían ocultar hasta después de la gala lo que habían pactado a cambio de los pollos. Naturalmente dieron cuenta de esas dos piezas, sendo la primera vez (si no me equivoco) que comen pollo en casi dos meses. Al volver, contaron al grupo que no podían decir lo que habían ofrecido a cambio de lo comido, sin contar con oposición ni queja alguna. Y eso que los demás no saben que no se trata de nada material, porque solo queda que les quitaran el machete, quemasen la cabaña e impongan la veda sobre la pesca.
Antes de partir para cumplimentar esta misión, los dos chicos pidieron que no hicieran la comida hasta después. Ellos piensan que son los únicos que pueden cocinar, algo extraordinariamente raro habiendo incluso amas de casa, como decía ayer Zúñiga. Ellas lo consienten para no alterar la paz en la isla, a pesar de lo cual y estando Santi de por medio, esto es misión imposible. Quede claro que no me cae mal, incluso preferiría que ganase el concurso antes que el trío del pan Bimbo (el MAE -Movimiento Anti Escassi- ataca de nuevo). A pesar de esto, no aguanto a Santi cuando se pone protestón, ya sea a cuenta de la comida o cualquier otra cosa.
Era lógico que los chicos no almorzaran viniendo de una comilona como aquella, por lo cual pidieron que echasen menos ración de arroz a la sopa de pescado, reservándolo para añadirlo al arroz dulce de la cena. Ellas hicieron lo normal, o sea, los mismos tres cazos de arroz por cabeza, dejando los seis cazos correspondientes a Matías y Santi para incrementar la ración de esa misma noche. En principio era lo propuesto por el propio Matías, con la aquiescencia de Santi, pero un rato más tarde teníamos a este dando la tabarra a una pobre Zúñiga que le ha estado aguantando estoicamente, con mucha paciencia y hasta devolviéndole sus coces con cariño.
Zúñiga no pudo aguantarlo esta vez y rompió a llorar en la cabaña. A ella se acercaron Matías, Daniela, Yolanda, e incluso Ivonne. Todos menos el propio Santi. Después lo explicaba perfectamente, como lleva haciendo unos cuantos días. No puede más, el carácter agriado y protestón de Santi le ha terminado por minar la paciencia. Lo más fuerte es que tras renunciar a comer, con toda lógica, se quejaba después por no haber comido. "Me habéis insistido poco", argumentaba. Qué locura, por favor.
Más o menos esto es lo que se vio en el último resumen, como dije al principio de forma interrumpida y en pildoritas. Aparte de que Escassi solo lleva dos de las poleas de su reto, y eso que ayer se le veía prolongando la búsqueda durante cuatro horas seguidas. O el pulpo que capturó Daniela mientras hablaba a cámara. En un momento dado paró, exclamó "¡un pulpo!", lo cogió con su mano y sonrió a cámara satisfecha. Es encantadora y bella Daniela, ¿qué no? Por eso esta noche estoy entre la espada y la pared. Si se va la mujer capaz de acabar tan estilosamente con la vida de un pulpo lo voy a lamentar. Si es Zúñiga la expulsada sentiré haber pedido parte de mis ojos y oídos en esa isla. No me hace gracia que se vaya ninguna de las dos.