"Soñaba con un lugar donde encontrar la felicidad"
Soñaba con un lugar donde encontrar personas que me trataran como realmente era. Donde poder sentirme libre, una más, como los demás. Encontrar normalidad en mi vida, encontrar a ese chico especial por el cual sonreiría cada mañana al despertar. Poder conseguir mis metas y sueños. Poder vivir como una Persona. Es difícil descubrir cuando cumples algunos sueños que no cumplen tus expectativas. En esos momentos aprendes a ser un poco más realista y a ver tu vida como una aventura en la que hay que superar pruebas continuas.
Cuando tenía 15 años no veía nada de lo que tenía alrededor. No podía apreciar nada, tenía mis cinco sentidos intentando encajar en mi cabeza todo lo que me había sucedido hasta el momento y tomando decisiones muy importantes para mi persona. Así me encontraba el día 1 de julio de 2006. Estaba en el asiento trasero del coche de mi papa camino de mi nuevo hogar. En un coche camino de la libertad. Iba a poder ser una más, podría hacer todas las cosas que siempre había deseado hacer: Conocer gente nueva y disfrutar tanta veces como quisiera de esa gran ciudad.
Cuando llegué a Granada dejé de pensar por un rato. No podía dejar de observar todo lo que me rodeaba. Lo que más me impresionó fue Sierra Nevada que se puede apreciar desde la autovía, y eso de que no estábamos en temporada de nieve. Es realmente preciosa, todo por donde pasábamos era precioso, el parque de Federico García Lorca, la Alhambra… Había muchísima gente joven, estaba ilusionada y con muchísimas ganas de verlo todo. En esos momentos creía que en el momento que llegara a Granada mi vida iba a cambiar por completo y que iba a estar tranquila y feliz. Pensaba que iba a tener amigos esperándome en la puerta de mi casa…. pero no fue así.
No podía olvidar cómo me sentía, era una niña con 16 años con un proceso desconocido para mí en el que no sabía que iba a pasar conmigo. Tuve que huir de un lugar por el machaque psicológico y tenía decisiones importantes que tomar. Cuando llegamos a mi nueva casa nos esperaba una mudanza, mucho trabajo…
Una vez adaptada comencé mi nueva vida, pero en ella no había nada. Me encontraba en un lugar donde poder cumplir todos mis sueños, pero a la vez me encontraba sola con mi madre, sin nadie que conociéramos y sin nada que poder hacer. En ese momento comencé un proceso de adaptación que me costó un verano entero.
Mis sueños no se estaban cumpliendo como creía. Lo pase fatal, pase un verano entero con mis padres en un lugar que no conocía de nada porque me tuve que ir del lugar que me vio crecer. Me sentía como si fuera un asesino. No podía comprender por qué la gente me odiaba tanto, para algunas personas ese pensamiento no le hubiera dado dolores de cabeza, pero mi carácter era muy sensible y era una niña que soñaba con el amor y la felicidad y era lo único que no recibía. Tenía a mis padres y hoy en día para mi hubiera bastado, pero no podía apreciarlo. Conocí la verdadera soledad. Me sentía como en una especie de castigo esperando que empezara el instituto y poder conocer a alguien de mi edad a quien poder contarle mis cosas, aunque había muchas cosas que no podía contar.
Tenía tanto miedo de que me volvieese a suceder los mismo que en mi pueblo que oculté que era transexual y el por qué de estar viviendo en Granada. Quería empezar una nueva vida, una vida en la que no tener que dar explicaciones a nadie de mis actos, un lugar donde tener intimidad y criarme como una chica normal.
Una vez adaptada fui conociendo gente y creciendo de forma normal, sin marginaciones ni complicaciones, hasta que sin darme cuenta me convertí en CAROLINA. Siempre he sido Carolina, pero me refiero a una chica 100%. Ojo! no por fuera, si no por dentro. Tuve que aprender a comportarme como tal y aunque fuera cambiar aspectos muy pequeños de mi personalidad. Aunque yo haya sido una niña por dentro desde siempre, había crecido como chico y tenía costumbres de chico. Estar en un sitio donde la gente me hacia sentir como uno más era lo que me hacía falta y por primera vez después desde hacía mucho tiempo empecé a ser feliz.
Según me han contado mis amigos de Granada, en esos momentos me veían como la chica perfecta: Una chica alta, guapa, con unos padres maravillosos que me daban todas las libertades del mundo, pero por dentro yo me sentía de otra forma. Estaba en un lugar donde me querían y me respetaban, pero por dentro siempre me venían pensamientos negativos y fantasmas que me acobardaban. ¿Se portaran así conmigo el día que se enteren?, ¿Y si me pillan?, ¿y si mi aspecto tan femenino no me dura para siempre?, mi cabeza era una bomba de relojería apunto de estallar. Hoy en día se lo que me pasaba, pero en esos momentos no sabía el por qué me sentía infeliz. Todos estos miedos y fantasmas conllevaron a tener una mala autoestima y sufrí una depresión. Aunque por fuera se me viera bien, yo sufría por dentro ya que aun seguía en proceso. El hecho de tener que esconderme y vivir de esa manera me hizo mucho daño, pero era la única forma de sobrevivir.
Tuve que tener mucha atención psicológica para poder llevar el proceso lo mejor posible. No es solo ponerte una prenda de mujer o dejarse el pelo largo, es un cambio de actitud, de comportamiento y según la vida que lleves es más duro o menos.
Mi camino a partir de aquí está lleno de situaciones y momentos de las que no me siento muy orgullosa. He cometido muchos errores, pero que me hicieron crecer y aprender, aunque no sean muy agradables de contar se que a muchos de vosotros os va a venir bien y como dicen: “De los errores se aprende”.
Príncipes y princesas os dejo con el tema Sálvame de RBD fue una canción muy importante para mí, aunque al final me tuve que salvar yo sola jajajajaja
Un besazooo