Cuando somos pequeños vivimos en un lugar de fantasía. No tenemos ningún tipo de problema ni complicación. Soñamos qué vamos a ser de mayores y no nos ponemos límites a la hora de elegir profesión, princesas, astronautas… Cuando somos niños somos seres sin prejuicios, no tenemos ningún tipo de ambición, ofrecemos nuestra amistad a cambio de nada y somos nosotros mismos al 100% ya que no tenemos miedo a que nadie nos juzgue .
Da pena descubrir al crecer cómo la sociedad te va convirtiendo en…”Un ser que vive en sociedad”. Se nos inculcan normas, conductas, formas de ver y de cómo enfrentarte a la vida, guías para llegar a ser una buena persona, una persona de bien. Pero que a veces esas normas causan muchísima infelicidad e incluso trastornos psicológicos, cuántas mujeres no se han separado por el miedo al qué dirán, cuánta gente sigue sufriendo en silencio una situación como la mía…
Creo que todo se debe a la existencia de esos prejuicios que desde la infancia aprendemos. Aunque cada vez seamos más las personas que reivindicamos nuestra orientación sexual y animamos a más personas a luchar por sus sueños no es suficiente. Probablemente el problema no lo tiene su entorno, sino ellos mismos. No se aceptan a ellos mismos por el gran prejuicio que le ha inculcado la sociedad tiempo atrás por haber tenido otra condición sexual.
La solución para poder evitar el problema es que desde muy pequeñitos a los niños se les hable con suavidad y con la mayor naturalidad posible sobre las diferentes opciones de vida, sobre todo cuando preguntan sobre la transexualidad o la homosexualidad. Quizá así la sociedad sea lo que realmente deseamos, una sociedad libre donde la felicidad sea un bien de todos.
Para todos aquellos que no han dado el paso, que están en el famoso punto de “Salir del armario”, si estáis siguiendo mi blog a menudo podréis haber descubierto que en mi caso ¡he salido dos veces del armario! Ja, ja, ja…Para quien no entienda este proceso por el que pasé se lo resumiré brevemente, a los 13 años empecé mi cambio pero a los 16 me tuve que ir a otra ciudad por supervivencia y me encerré otra vez por miedo, hasta que a los 20 decidí prenderle fuego al dichoso armario de una vez por todas, ¡allí dentro estaba sin oxígeno!. Es muy duro y cada persona vive unas circunstancias determinadas, pero yo te animó a que lo hagas cuanto antes porque te mereces ser feliz y ser realmente quien eres. Sé que es muy fácil decirlo, pero es algo que tarde o temprano acabaras diciendo y haciendo así que por qué perder tanto tiempo pasándolo mal y escondiéndote…No tiene sentido.
Gracias a Dios las cosas poco a poco van cambiando aunque el rechazo social lo vas a seguir teniendo, yo lo sigo sufriendo aunque en menor medida, pero aún recibo desplantes e insultos, es algo con lo que he aprendido a vivir. ¿Por qué luchar?, porqué las generaciones futuras no tengan que sufrir discriminación de ninguna clase.
Aún así soy muy feliz porque ahora me quiero mucho a mí misma y me siento muy orgullosa de lo que he conseguido y lo que sigo consiguiendo…Me gustaría desde aquí enviarles un gran abrazo al equipo del programa “¡Que tiempo tan feliz!” que presenta María Teresa Campos, ¡magnífica comunicadora!, por el trato tan maravilloso que tuvieron conmigo y con mis compañeras. En el programa del pasado domingo desfilé para Alejandro de Miguel , no os perdáis su nueva colección…
Por último quiero mandarle desde aquí toda mi fuerza y apoyo a mi querida hermanita, Sonia Monroy ,mañana martes 18 de octubre vuelve a entrar en quirófano debido a un problema pancreático derivado de su paso por “Supervivientes”. Esta operación tiene un poquito más de riesgo ya que las piedras están en el conducto que va al páncreas. Pero confiamos en los grandes profesionales que la van a intervenir y sabemos que todo saldrá bien.
Un besazo enorme mi niña la canción de hoy va dedicada para ti “Aquella estrella de allá” Gisella.