Continuo escribiendo mi gran aventura. Cuando me acuerdo de mis 15 años solo recuerdo canciones tristes, sueños lejanos, situaciones límite, pensamientos erróneos, sufrimiento… pero no podía más con aquella situación: insultos, agresiones, y no eran solamente hacia mí…..si no también hacia mi familia.
La situación estaba muy mal y mis padres decidieron sacarme de allí. No había ningún tipo de problema, pero estaba en el instituto, era mitad de curso y si me iba perdía un curso entero. Tuve que ser fuerte, aguantar y terminar ese curso para al año siguiente poder matricularme en otro lugar. Quiero decir que mis padres me dijeron que no había ningún tipo de problema si tenía que perder algún año porque lo primero era mi salud y mi felicidad, pero no acepté la derrota tan fácilmente.
Un mayo de 2006, nunca se me olvidará esa fecha, sufrí uno de los acontecimientos más duros, humillantes y horribles que jamás nunca he pasado. Fue un mes de decisiones muy importantes que definieron mi vida. Fue una tarde de sábado en la que era tradición, para la gente joven del lugar, reunirse y tomarse algo. Las chicas se vestían con la ropa que se llevaba en esa época, además era la llegada del buen tiempo y se llevaban las mini faldas que parecían cinturones de los cortos que eran y tops con mucho escote. Esa tarde vinieron unas amigas a mi casa y me propusieron que si me apetecía salir, que me pusiese guapa para tomarme algo en el sitio este, yo ya estaba en proceso hormonal y todo el mundo sabía mi situación.
Deseaba tanto hacer las cosas que hacían ellas que la invitación me la tome con mucha ilusión. Por primera vez me dispuse a dejar de vestir unisex y a ponerme un poquito más femenina. No tenía ni esas minifaldas, ni por dentro me sentía preparada para ponerme algo así. Me fui al armario de mi madre y encontré una falda muy larga que se llevaba en ese entonces en plan hippy y me puse un top. Me alise el pelo, que me llegaba por los hombros, y más rápido que pasar por la puerta de lluvia de estrellas estaba lista y preparada para salir.
Fui una inconsciente porque la situación estaba muy mal, pero tenía tantas ganas de sentirme normal y hacer cosas como una niña normal que no pude reprimirme. Mis amigas tocaron la puerta de mi casa para recogerme. Cuando cruce la puerta estaba muy nerviosa, pero a la vez muy aceptada por poder sentirme como las demás niñas. Fui feliz, pero con un miedo horrible por dentro. Cuando llegue a ese lugar me empezaron a decir de todo, se metieron conmigo, con mi familia, me decían comentarios como: “Eres la deshonra de tu familia”, “Vas a acabar muy mal”, “Eres la vergüenza del lugar”, “La gente como tú tendría que estar muerta”, “Eres una puta travesti”, “¿Te hormonas? para qué si a ti no te hace falta tomarte de eso no vas a tener niños nunca”, “Ve y te la cortas con un cuchillo”...
Siento retorceros el estomago con estas terribles palabras, pero quiero que veáis que tipo de insultos eran. Eran palabras y comentarios dañinos hacia mi persona. Me odiaban de verdad y sus palabras se quedaron grabadas en mi memoria porque me las creía. En ese instante no sabía que iba a ser de mí en el futuro al tener tan poca edad y tanta inseguridad. Aunque me defendiera de sus ataques me los creía porque en realidad no sabía qué iba a ser de mi. Mi familia estaba sufriendo por mí. Por primera vez en la vida me dirigí hacia ellos y perdí los nervios: Me empecé a pegar con todos ellos, lo que me supuso un par de puñetazos y mitad de mi pelo arrancado. De repente apareció mi querido padre e intento poner orden a todo aquello, pero se reían de él. El pobre al ver que su hija sufría por tal aberración se volvió loco y le echó cara a todos ellos. En ese instante todo lo que estaba alrededor mía se congeló y mire a mi alrededor: lo único que vi fue a la gente mirarme con desprecio y riéndose de nosotros. Por lo peor que me sentí fue por haber puesto a mi pobre y adorado padre en esa situación.
Recuerdo que de tal angustia que sufría mi corazón me fui corriendo hacia mi casa. Cuando llegue, entre rapidísimo, me dirigí hacia un rincón que había en la cocina, y comencé a llorar y a gritar muy fuerte: Necesitaba desahogarme. Ya no podía más con esa situación. Me quería morir. No podía con mi vida, no podía soportar aquello y creo que me tiré un cuarto de hora gritando con todas mis fuerzas: “SACARME DE AQUÍ POR FAVOR!!!!!”. Mi madre se agachó, me cogió la cara, me miró a los ojos y me dijo: “Se acabó...nos vamos!!”
Es peor pasarlo que contarlo, pero fueron tantos sentimientos desagradables los que pasé que me traumaticé hasta tal punto que ahora recordar ésto me hace que suelte alguna lagrimilla. Nunca lo he hablado con nadie ya que nunca me he sentido tan hundida. No me despedí de nadie, no avise a nadie, simplemente: ¡DESAPARECÍ¡
El día 1 de julio de 2006 llegué a Granada….un lugar donde pude crecer como persona, un lugar que me ofreció la tranquilidad, un lugar donde me hice mujer, un lugar que nunca olvidaré.
Ahora que he terminado de contar mi entrada de hoy me gustaría dar las gracias a Melaniusin y a Melaniusin lobezno por siempre comentar mi blog y motivarme con sus maravillosas palabras hacia mi. Espero un día conoceros y para la gente que aun no se haya enterado este es un blog donde cuento mi vida y la gente puede pedirme consejo sobre cualquier tema en los que pueda ayudar. No voy a hacer polémica, ni voy a meterme con la gente para mantenerme aquí porque no es mi estilo, ni me siento bien haciéndolo.
Tal y como he dicho en otras entradas mientras que solo una persona lea mi blog no dejaré de escribir. Se me da muy bien estar sentada en un programa de televisión, pero también fregar escaleras y aquí me mantendré como pueda porque tengo muy claro que quiero hacer mis sueños realidad. Voy a luchar a muerte hasta conseguirlos siempre con educación y respeto hacia las personas.
Príncipes y princesas os dedico el tema “Hurts” de Cristina Aguilera a todos. Os quiero