En España hay duelos que marcan épocas. Los clásicos Madrid –Barça de la primera década del presente siglo. Los Barça - Athletic de Bilbao de los 80. Los recientes derbis Madrid-Atleti, de la final de Copa del 2013 a las dos finales de Champions. Si miramos a los 90, hubo un enfrentamiento que, año tras año, esperaban los aficionados al fútbol por encima de cualquier otro. Eran los Barça-Atleti. Los Atleti-Barça. Dieron goleadas épicas, remontadas legendarias como la del Atlético en el Calderón tras un 0-3 (hattrick de Romario) en el año 93. Como el 1-3 del famoso regate de Caminero en el 96.
Pero si hablamos de Copa, hay dos goles de esa década que estarán para siempre grabados en la memoria de los hinchas de ambos equipos. Primero, el gol que abría la puerta del Doblete. En la prórroga, aquel agónico remate de Pantic en la final de Zaragoza del 10 de abril de 1996 a centro de Geli. Bajo los mandos de Radomir Antic, el Atlético de Madrid lograría ese año el ansiado doblete de Liga y Copa. No volverían a levantar un título los del Manzanares hasta la final de la Europa League de 2010, bajo las órdenes de Quique Sánchez Flores.
No esperó ni un año el Barça para vengarse. ¡Y de qué manera! Un 12 de marzo en el Camp Nou, cuartos de final de Copa. El Atlético cuajó una primera parte soberbia, con un hattrick de Pantic que hacía soñar con una nueva final solo una temporada después. Pero aquel Barça de Figo, Ronaldo, Stoichkov, Pizzi, Couto… tenía otros planes. En una de las remontadas más épicas de la historia reciente de nuestro fútbol, lograron marcar cinco goles en 45 minutos que les daba el pase a las semifinales de un título que acabarían ganando frente al Betis. Ni siquiera sirvió que el bueno de Milinko Pantic anotara un gol más, cuatro en su cuenta particular aquella noche en la que se fue a casa sin explicarse qué había pasado. Y aún hoy, 20 años después, no ha encontrado la respuesta.