Bandera de combate para el BPE “Juan Carlos I”
Nuestro buque insignia de la Armada, el mayor navío de guerra de nuestras Fuerzas Armadas, cuenta ya con su Bandera de Combate. Esto no significa que lo mandemos a la guerra pero para cualquier buque la ceremonia oficiada hoy en Cádiz presidida por la Reina Sofía este es uno de los momentos más importantes de sus primeros años de vida.
La Bandera de Combate es una insignia simbólica que una personalidad entrega al comandante del buque, en este caso el capitán de navío Antonio Piñeiro Sánchez, y que llevará consigo el barco en un lugar de honor en todas sus aventuras. La Reina Sofía ha sido la persona encargada de la entrega de la bandera al buque que lleva el nombre de su esposo, y lo ha hecho acompañada por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, y por el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA), almirante general Jaime Muñoz Delgado, entre otras autoridades.
Los reyes y los Príncipes de Asturias acompañaron la botadura del Buque de Proyección Estratégica ‘Juan Carlos I’ (L-61) el 10 de marzo de 2008. Su entrega a la Armada se realizó el 30 de septiembre de 2010. Construido por la española Navantia con un coste estimado en 360 millones de euros, este navío se ha convertido en el buque insignia de la Armada tras la baja del portaaviones Príncipe de Asturias.
Tiene 231 metros de eslora y desplaza 26.000 toneladas a plena carga. Puede alcanzar una velocidad máxima de 20 nudos y tiene una autonomía de 9.000 millas a 15 nudos. Cuenta con cuatro cubiertas principales: la cubierta de dique y garaje para vehículos y material pesado, la principal de habilitación, la de hangar y garaje para vehículos y material ligero así como la cubierta de vuelo con SKI-JUMP a babor. Su dotación está formada por 261 personas. De ellas, 30 son oficiales, 49 suboficiales, 59 cabos primeros y 123 cabos y marineros. Las misiones del ‘Juan Carlos I’ son el transporte, desembarco y apoyo en tierra a una fuerza de Infantería de Marina, la proyección y empleo de fuerzas, la capacidad de operar como plataforma aeronaval y las operaciones no bélicas, como las de ayuda humanitaria en catástrofes o la evacuación de personal civil en zonas de crisis.