Por José Vallés
Casi doce años de abultada presencia militar y una salida precipitada. Más allá de la seguridad, las cuestiones políticas y geoestratégicas, la chatarra, sí, la pura chatarra se ha convertido en un verdadero problema en Afganistán. Los aliados no saben qué hacer con el material militar que les sobra, que se les ha quedado viejo, que no les sirve en sus países o que simplemente les cuesta demasiado traer de vuelta a casa.
Porque si la aventura afgana les ha salido cara en vidas humanas y en dinero, el regreso tampoco va a ser fácil en ninguno de los dos sentidos.
Estados Unidos es el que más tiempo lleva, el que más ha invertido, el que más equipamiento militar ha llevado al país centroasiático y, por tanto, es el que más material tiene que retirar de Afganistán. El reto es tan descomunal que en el Pentágono han dicho “hasta aquí”. Según publica “The Washington Post”, EEUU va a convertir en chatarra el 20% del armamento y equipamiento de que dispone en sus bases. En cifras hablamos de 77.000 toneladas, más de 7 millones de dólares en equipamiento... que se convertirá en basura metálica troceada.
No encuentran otra solución. Legalmente es complicado, muy complicado, donar material militar a otro país, y tampoco tienen claro que las nuevas fuerzas armadas afganas tengan capacidad para mantener un material tan numeroso y sofisticado. Tampoco encuentran ningún país aliado interesado en quedárselo porque los demás se encuentran con el mismo problema. Ni les sirve en muchos casos, ni les sale rentable repatriarlo. Solución, la conocida: chatarra y se acabó. El problema es que algunos de esos vehículos como los camiones blindados antiminas que han recorrido miles de kilómetros por los infernales caminos afganos cuestan cada uno un millón de dólares. Se quedarán en Afganistán para ser triturados dos mil de ellos. Otros 9.000 regresan a EEUU y otras bases por el mundo.
Hasta el año pasado cuando se inició la retirada EEUU tenía en sus bases afganas unos 50.000 vehículos. Aún quedan cerca de 25.000 y 100.000 contenedores de material que habrán de salir antes de finales de 2014 junto a los 68.000 soldados que aún permanecen allí. El general Steven Shapiro, que tiene a su cargo la repatriación de los militares de Estados Unidos, valoró el coste de la operación en una respuesta escrita a AFP en unos 5.000 o 6.000 millones de dólares. "La retirada (...) de Afganistán es uno de los mayores desafíos de la historia de las operaciones de transporte militar en términos de escala y complejidad".
En comparación con estos datos, se calcula que en Qala-i-Naw, donde hoy permanece el grueso del contingente español (863 militares españoles en Afganistán actualmente), habrá que sacar unos 200 vehículos y 600 contenedores. El coste de esta operación se estima entre 30 y 60 millones de euros, aunque de momento es sólo una estimación.