Blanca no quiere perder más el tiempo, así que ha ido directa al grano y ha decidido invitar a cenar al inspector Liguori a su casa. Él por supuesto ha aceptado la invitación, además su compañera le ha confesado que sabe cocinar a pesar de ser ciega.
Antes de que llegue el invitado a su piso, Blanca comienza a preparar lo que va ser una cena digna de un chef. Pica cebolla, perejil, zanahoria... (mientras se imagina una escena subidita de tono con su compañero de la comisaría). ¡Y la lio! Se le quemó toda la cebolla.
Así que no tiene más remedio que pedir ayuda a su nuevo amigo el cocinero. Solo necesita que le prepare dos platos y un postre, y ella estará eternamente agradecida.
El cocinero le hace el favor y le trae el menú perfecto para sorprender a cualquiera. Pero tras arreglarse y tener la mesa puesta, alguien llama a la puerta (y no es el inspector).