María Calazza conoció a Fernando Fernández Tapias en 2007, trabajaron juntos y acabó considerándole "un padre". Asegura que le ha cuidado mucho, que les unió que ambos sufrieron la pérdida de un hijo pero narra que tras una visita a su casa, Nuria González habría pedido a su marido que la echara.
"En la oficina todos le llamaban Don Fernando menos yo", decía María explicando así su nivel de cercanía: "Para mí siempre ha sido el ejemplo de hombre a seguir. Teníamos mucha empatía porque él perdió un hijo y yo tuve también una ardida de un hijo. Son cosas que no se superan nunca".
Nos cuenta también que la relación con sus hijos era muy buena y que si tomaron la decisión de incapacitarle fue "por su bien" porque "bajo ningún concepto le haría daño. Debieron de ver lo mismo que vi yo, un Fernando no tan seguro de sí mismo".
María no esperaba que Fernando fuera a fallecer pero dice que llevaba "mucho tiempo" pensando en despedirse, sin embargo, no pudo: "No fue posible, con todos mis respetos hacia la viuda de él, pues porque le quitaba el teléfono. Ha tenido una actitud separatista para la gente no para conmigo solamente".
A la amiga del empresario le resulta "macabro" que su amigo dejara por escrito que sus hijos no acudieran a despedirse de él en el tanatorio y decía: "Me lo contaron llorando, no tenían explicación. Se me hace difícil hablar del tema de Nuria porque me cuesta comprender por qué les separó tanto de Fernando. Ellos necesitaban mucho despedirse de él porque todos sabíamos que en algún momento, desgraciadamente, la ida se acaba".
Para María, Nuria era "encantadora" y "majísima" pero todo cambió un día que fue a casa de Fernando a tomar un café, Nuria llamó y no sabe cómo se enteró de que estaba allí: "Yo no tenía nada que ocultar y le gritó que rapidito a la calle".
Fue entonces cuando habría visto a un Fernando diferente al que había visto siempre: "Lo vi asustado, temblando. No sé si Nuria en algún momento malinterpretó que la relación..." Lo cierto es que su relación sufrió un "cambio drástico".