Custodia compartida con un maltratador: cuando el terror también sacude a los hijos
telecinco.es
14/03/201701:21 h.A sus 29 años, Sonia ya llevaba cuatro de relación y estaba a punto de dar a luz, pero todo había cambiado al completo por entonces. Su hija Patricia nació sana y dos años después llegó su hermano Jesús. Con la presencia de sus hijos la violencia no desapareció, más bien al contrario: ya no es Sonia la única que lo sufre, también están ellos. Para sobrevivir los tres se vieron obligados a adaptar su mundo a la voluntad que él imponía día tras día.
Ver a sus hijos asustados y sufrir un maltrato constante generó en Sonia una tensión continua que acabó por pasarle factura. Entró en una fuerte depresión y perdió su propia identidad. Su hija Patricia tomó un papel importante apoyando a su madre en este duro calvario. Con apenas cuatro años, recibía una imagen de su madre rota de dolor: "Mi madre tenía la cara demacrada, no abultaba nada, estaba muy débil". Según explica la psicóloga Bárbara Zorrilla, la deconstrucción de la propia identidad es una de las peores consecuencias del maltrato psicológico.
Una paliza capaz de enmudecer a su hijo
Sonia llevaba nueve años de maltrato continuado, una relación marcada por conductas de desprecio, intimidación y violencia en el hogar. Una mañana de domingo despertó sin ser consciente de lo que le venía encima. Esta vez las medidas para someterla fueron más drásticas. "A base de golpes me llevó a la habitación de los niños", recuerda Sonia entre lágrimas, "me encerró, me pateó en el suelo, intentó estrangularme… Pensé 'de aquí no salgo". Una brutal paliza que enmudeció a su hijo pequeño durante dos meses tras ser testigo de los golpes que recibió su madre:
Fue entonces cuando Sonia decidió denunciar, su acto derivó en una condena de trabajos a la comunidad y una orden de alejamiento que sólo tenía efecto sobre ella. Sus hijos estuvieron obligados a mantener un régimen de visitas con su progenitor, dando comienzo así a los peores días de la vida de Jesús y Patricia que se sucedieron durante tres años. Viviendo con su maltratador, ella sufría ataques de ansiedad y él episodios de terror. "En plena autopista dije 'se acabó", así recuerda Patricia cómo estuvo a punto de tirarse de un coche en marcha con tal de no ver a su padre:
Según el Ministerio de Igualdad, un 62,2% de las víctimas de violencia machista manifiesta que los malos tratos también se cometen con sus hijos. El pasado año España fue el primer país que incorporó la defensa del menor como interés prioritario en la Ley contra la violencia de género, lo que supone que el bienestar y la custodia de los hijos de madres maltratadas debe ser lo más importante y que, en cualquier proceso judicial, los menores tienen derecho a ser informados y escuchados.
Una cruel dedicatoria en una foto: el detonante para alejarse de él
Un diario y unas fotos familiares, en concreto una fotografía en la que su padre reconoce haberle dado una paliza a Sonia, fueron el detonante para que Sonia y sus hijos no volvieran a verle más: la custodia compartida llegó a su fin. Este año Patricia ha escrito un libro llamado 'Ya no tengo miedo' donde cuenta esta dura historia con el objetivo de ayudar a madres e hijos en su misma situación, del mismo modo que ha iniciado una campaña en change.org para pedir más apoyo para los niños víctimas de violencia de género como lo fue ella.
Ahora Sonia vive feliz junto a sus dos hijos y ha conseguido rehacer su vida con otro hombre. Patricia y Jesús sienten como su verdadero padre a la actual pareja de su madre, para ellos el hombre que maltrató a su madre tan sólo es un mal recuerdo que bajo ningún concepto perciben como una figura paterna.
Su posición es clara en el debate sobre las visitas que un maltratador condenado pueda realizar a sus hijos. Es complicado privar a unos pequeños de las visitas de su padre, pero por otro es difícil que un maltratador transmita valores de amor y respeto que un niño necesita... En cualquier caso, Sonia, Patricia y Jesús ya no tienen nada que temer.