El asesino de Rafaela fue absuelto por maltrato días antes del crimen

telecinco.es 15/11/2018 01:22

Cada año, 40 menores pierden a su madre a causa de la violencia de género. Son los huérfanos de la violencia machista y desde agosto de 2017, gracias al pacto de estado, además de ser reconocidos como víctimas, se les concede una pensión de orfandad inmediata, así como asistencia psicológica y un profesor de refuerzo en caso de que fuese necesario. Hiro se quedó huérfano hace ocho años, acababa de cumplir la mayoría de edad cuando su madre, Rafaela, fue asesinada por su expareja.

Rafaela tenía 37 años cuando conoció a su pareja, un hombre muy conocido en el pueblo. Aunque muchos, incluída su madre, le pidieron que se separarse de ese hombre, ella se dejó llevar por su corazón y siguió su vida en pareja. Pinos Puente es una localidad de Granada que cuenta con apenas 11.000 habitantes. Según estudios recientes, la incidencia de la violencia de género en el mundo rural es cuatro veces superior a la de las ciudades. El aislamiento de las pequeñas poblaciones, unido al machismo, deja a las mujeres en situaciones de mayor vulnerabilidad. Quizás por eso, Rafaela obedece con absoluta naturalidad las órdenes que le impone su pareja. Un sometimiento que es una constante desde el principio. Poco a poco, empezó a decirle cómo tenía que vestir, peinarse o comportarse con los demás.

Aunque al principio sus hijos no son conscientes de la clara estrategia de su pareja: separarlos de ella y aislarla de su entorno. Pero no va a tardar en descubrirlo. Que Rafaela haga cosa sin el beneplácito de su pareja, pronto va a tener sus consecuencias.

Cuatro años después de comenzar su relación con este hombre, Rafaela está prácticamente sola. Ya casi no habla con su hermana Mari y ya no ve a su hijo. Según sus propias palabras recogidas en la sentencia, ella había sido feliz hasta los últimos dos meses de convivencia. Con Rafaela aislada, la escala de violencia se multiplica. "Ya no salía de casa. Manteníamos el contacto por teléfono, pero a escondidas", nos cuenta su hermana Mari.

"Mi madre se rebeló cuando me quiso echarla de casa y él la amenazó asegurando que la iba a matar", nos cuenta Hiro, hijo de la víctima. Acompañada por su hermana, Rafaela fue a poner una denuncia, interponiéndose una orden de protección de 500 metros y se le gestiona el teléfono de teleasistencia. "Él tenía que abandonar el domicilio donde estaba con mi madre y se sentía un poco humillado", nos relata Hiro.

El 1 de junio de 2010, Rafaela interpone su denuncia. El 21 del mismo mes tiene lugar el juicio y el día 22 se dicta la sentencia que absuelve al acusado. En contra de Rafaela actuaron varios factores: Su deficiente expresión oral y la falta de testigos. Sus hematomas no resultaron concluyentes y las amenazas de muerte y lesiones, para el tribunal no quedaban probadas. A pesar de este revés judicial, Rafaela estaba segura de que su expareja quiere matarla.

El día 1 de julio y transcurridos 10 días del juicio rápido, se iban a cumplir los peores presagios de Rafaela. A pesar de la sentencia absolutoria, él seguía manteniendo la prohibición de acercarse a ella a menos de 500 metros. Pero ese día, se la saltó. En plena Calle Real de Pino Puentes, a las 12:30 del medio día, Rafaela Rueda Contreras se disponía a hacer sus recados sin saber que sería el último día de su vida. Por detrás y sin que ella le viese, su expareja le asestó varios golpes con una azada. "Tiró el arma a un jardín, cogió su moto y se entregó mientras repetía que estaba orgulloso de lo que había hecho", nos cuenta su hijo