Las hijas de María, asesinada a manos de su marido, han contado uno de los episodios de maltrato que vivió su madre. Muchas veces, siendo ya adolescentes, habían salido a defender a su madre pero, ese día, estaban en otro lado de la casa. El maltratador le partió una silla en la espalda a María y, después, para que le perdonara, le compró unos pendientes de oro blanco. El patrón agresión-perdón es muy común en la violencia de género.