Ya separada de su agresor, María del Castillo siguió con su vida, comenzó a irle mejor en su negocio y recuperó la alegría que siempre le había caracterizado. Lejos de asumir su nueva situación, su exmarido siguió acosándola y las amenazas se hicieron cada vez más habituales. Una vez, obligó a que su hijo le diese un duro mensaje por teléfono a su madre: "Papá te va a matar, te va a cortar el cuello si no vuelves con él antes de Navidad".