A Ramiro le ponía tan celoso la sola idea de que su novia viajara a Madrid, que hacía todo lo posible para que volviera a casa y no tuviera que dormir en la capital. Ni siquiera por algo tan grave como la enfermedad de la madre de María Ángeles, a quien diagnosticaron cáncer de mama. Ramiro era capaz de ir a buscarla a Madrid con su coche con tal de tenerla controlada, pues estaba seguro de que se veía con otro hombre cuando estaba en la ciudad.