Mónica entendía las opiniones de su novio sobre su ropa como una muestra de amor, al igual que la atención excesiva o las llamadas y los mensajes a todas horas. No son, por supuesto, demostraciones de amor precisamente sino autoridad y de control. “Donde vas con esa camiseta que se te ve todo, pareces una guarra”, eran algunos de los comentarios.