Después de que el boxeador (del que no se da el nombre) se lesionara, comenzó a ponerse violento con Ana. De los insultos y el maltrato psicológico pasó a la primera agresión física, en un hotel y en medio de una boda. Al ver que la golpeaba, la recepcionista llamó a la policía, pero Ana justificó la agresión, que continuó una vez que subieron a la habitación. Su marido le lanzó una lámpara y ella se clavó los cristales en los pies.