Cuando a su marido le dieron la invalidez laboral por problemas de espalda, María se convirtió en su absoluta cuidadora. Ella pensaba que, así, no le haría daño, porque ahora la necesitaba, pero nada más lejos de la realidad: el maltrato psicológico fue a más. Según han contado las hijas de María, su padre le decía a su madre que si le dejaba, se suicidaría y otras amenazas peores.