Macu se queda encerrada en el ascensor con un chico guapísimo y le pide a la virgen del barrio que si logra parar el ascensor, la rezará todos los días. Al final le ofrece a la virgen una procesión a cambio de un revolcón. Cuando la virgen ha cumplido su promesa acude a su tío Mauricio para que le ayude a preparar una procesión que "se cague la perra y aplauda la mula".