Lorena lleva años ahorrando para hacer realidad una de sus mayores ilusiones: aumentarse el pecho. Está radiante, tras muchos años en la peluquería ha conseguido ahorrar el dinero suficiente pero su hermana se opondrá radicalmente a su decisión, tan sólo Paz le apoyará.
Su vecina ha comprobado las maravillas de la cirugía estética en su propia piel y recomienda a Lorena un cirujano. La disputa entre las tres mujeres acabará con una sesión comparativa de pechos en casa de Paz. Allí descubrirán que la que verdaderamente tiene un problema es Soraya, cuyo pecho acabó muy dañado tras dar de mamar a Aidita.
Tras ver la reacción de su hermana y su vecina, la propia Soraya tomará una decisión drástica: abrir una cuenta de Aidita y reconstruirse el pecho. En la clínica, coincidirá con su hermana Lorena quien, tras enfadarse y sorprenderse con la decisión de su hermana, decide no operarse para convencer a su hermana de que si alguien la quiere, no tiene que ser por su pecho.
Harapiento, sin dormir, sin comer... llega al Bar Reynolds pidiendo un lugar donde asearse. Sin embargo, Mauricio se negará a darle ni tan si quiera un café y Chema se apiadará de él ofreciéndole un contrato en la tienda. Pero el comportamiento del nuevo repartidor del barrio levanta las sospechas en su entorno. un mendigo
Serán Mauricio y Fidel quienes descubran que quien dice ser un mendigo es 'El asesino del calendario', un apodo ganado ya que cada día 14 se cobra una nueva víctima. Así, Chema creerá ser su próxima víctiam.
Un improvisado golpe con un jamón acabará con las supuestas intenciones del presunto asesino que, finalmente, es tan sólo lo que dice ser.
El pequeño comercio del barrio ha organizado el sorteo de un jamón. Chema confiará la venta de papeletas a Luisma y Baraja ya que necesitan dinero. Sin embargo, los dos amigos se gastarán el dinero de las papeletes y, cuando descubren que deben devolverlo, deciden falsificar 50 papeletas y amañar el concurso.
Pero la jugada no les saldrá muy bien ya que, por error, hacen 50 fotocopias del mismo número, el 27. El día del sorteo, el azar (o Baraja) decidió que fuera precisamente este número el agraciado con un delicioso jamón por lo que Luisma y Baraja debía 50 jamones a sus vecinoes. Estos, tras descubrir el engaño amenazan con lincharles en la plaza.