Después de la que podría haber sido una buena discusión entre Chema y Soraya por culpa de los celos, Luisma pedía algo que traería la alegría al mundo, y particularmente a él: un poni. Los deseos de Soraya y Chema iban dirigidos a todos los españoles: paz, amor, felicidad, trabajo para todos, y mucha salud. Y si el ritual más importante de la noche consiste en comerse una uva por cada campanada, Barjas ponía en peligro el fin de año por habérselas comido antes.