AÍDA: Todo un día buscando en hospitales, albergues, comisarías para nada... Y encima me han hecho pagar una multa por tener el DNI caducado.
LORENA: Bueno, sabemos una cosa: está en un sitio sin internet porque al messenger no se ha conectado
AÍDA: Pues yo no me voy a dar por vencida. Seguiré buscándola. Lo que está claro es que quedándome en casa no la voy a encontrar.
AIDA se va a ir, abre la puerta. En el hall está SORAYA, acojonadilla. Flipan.
SORAYA: Hola.
AÍDA: Hola... (Cae) ¡¿Soraya, estás aquí?! (La abraza) Hija mía, ¿estás bien? (La zarandea cabreada) ¡¿Pero cómo te vas sin decir nada?!
SORAYA: Porque me echaste de casa.
AÍDA: Pero eso fue porque... Bueno, mira, ahora da igual. ¿Dónde has estado, hija mía?
SORAYA: En una pensión.
AÍDA: (Flipada) ¿Cómo, pensión? Pero si no tenías un duro. ¿De dónde has sacado el dinero?
SORAYA: Como a los quince, de tu bolso.
AÍDA: (Se cabrea) ¿Que me has robado? ¡Serás...!
LORENA: Eh... Mama, recuerda: Quieres que se quede.
AÍDA: Vale, vale. Soraya, yo... quería disculparme. Lo siento mucho, no sabía dónde te estaba mandando, ni por lo que habías pasado...
SORAYA: (Flipa) ¿Entonces ya sabes que Ángel...?
AÍDA: Sí, lo sé. ¿Pero cómo no has venido antes, hija?
SORAYA: Porque volver era admitir que me había equivocado. Además, después de tanto tiempo, ¿quién me decía a mí que ibas a aceptarme? Me pareció más fácil quedarme y conformarme con que mi hija no se enterase de que...
AÍDA JR: ¿De qué?
AÍDA Jr les mira extrañada con una tableta. AÍDA y SORAYA se recomponen.
SORAYA: De nada. De... De que... de tus dientes, que son de leche, y... que te van a salir otros.
AÍDA JR: Mis dientes no son de leche. Son de chocolate.
AÍDA JR muestra dientes manchados de comer kilos de chocolate
LORENA: Eh... Aidita, venga, que no son horas de que estés despierta. Te llevo a la cama. (La va a coger, no puede) Bueno, mejor vamos andando.
AÍDA Jr se va a sobar. LORENA las mira y se va con gesto de resignación y cariño.
AÍDA: Mira, la mejor forma de que tu hija no se entere de que te pegan es que no te peguen. Y para eso tienes que denunciarle.
SORAYA: ¡Otra como la Lore! Pero que no es tan fácil, que si se entera...
AÍDA: Soraya, hazme caso, aunque sólo sea esta vez. Ya no estás sola en manos de ese cabrón, ahora estás con tu familia, con tu madre. Y yo te voy a proteger.
SORAYA mira a AÍDA tocada, frunce el ceño pensativa.
SORAYA: ¿Eso quiere decir que me puedo quedar?
AÍDA: Claro que sí, cariño. (Se abrazan. Cambia) Pero ya sabes que nada de fumar a escondidas en el baño, ¿eh?