En este sentido, Eugenia y Luisma no dudarán en alquilar su balcón y su terraza, respectivamente, a todo aquel que desee ver a Su Santidad. Sin embargo, el barrendero tendrá que competir por llevar a cabo el arrendamiento con Mauricio, verdadero propietario del inmueble. Sin embargo, no todos se mostrarán tan felices con la visita de Sumo Pontífice.
Por otro lado, Soraya presta a Aídita el ordenador de Chema para que elabore un trabajo sobre el Papa. Sin embargo, durante su búsqueda de datos la pequeña descubre una carpeta con películas pornográficas. Cuando Soraya se entera, se enfada con su novio, aunque se muestra incapaz de resistirse a visionar cada uno de los filmes, de manera que cuando aborda con Chema el asunto, ambos llegan a la conclusión de que su vida sexual es aburrida.