El ciberacoso afectó profundamente a Nagore Zamarreño. Los ataques en las redes sociales y las faltas de respeto en el aula acabaron provocando que el médico de cabecera le diera la baja. “Me dijo que no podía trabajar en esas condiciones porque estaba siendo maltratada”.
Xavi, su pareja y también profesor en el mismo colegio, iba viendo como Nagore se iba apagando: “Notaba que ella tenía pavor a volver a enfrentarse a dar clase y a los alumnos”, explica. Nagore cuenta la pesadilla que vivió entre noviembre, cuando cogió la baja, y julio, cuando volvió al colegio: “En ese tiempo entro en una honda depresión, estoy en tratamiento psicológico y tengo fobia a ir a Donosti por si me encuentro a algún alumno o a alguna familia”.
Mientras todo esto ocurría, Xavi tenía que seguir yendo al colegio a trabajar. “A mí se me hacía bastante duro a veces, y a él también. Era una situación un poco retorcida”, explica Nagore. Siempre tuvo el apoyo de su pareja, pero no el de sus compañeros: “La mayoría no lo supo porque el centro se preocupó mucho de meter todo debajo de la alfombra”.
En julio, Nagore volvió a incorporarse a su puesto de trabajo, pero la bienvenida no fue como había esperado. Tuvo una tensa charla con la dirección, que la comunicó que ya no seguían contando con ella.
Después de todo lo ocurrido, Nagore tuvo fuerzas para demandar. “Tanto la niña como el centro eran responsables de lo que estaba pasando”, afirma.