Al descubrir que Carmen Díez de Rivera y Ramón Serrano Súñer Polo estaban preparando su boda, la marquesa de Llanzol no tiene más remedio que contarle la verdad a su hija. Tenía que olvidar al hijo de Serrano Súñer porque en realidad eran hermanos. Su tía Carmen de Icaza fue la encargada de darle esta noticia, algo que la perturbó toda su vida. Inmediatamente después, decidió ingresar en un convento.