Kiko Matamoros cree que en determinadas circunstancias es “muy difícil” modificar determinadas posturas en lo que se refiere al desencuentro con su hijo Diego y añadía: “Tampoco vi ninguna actitud que pudiera propiciar por parte de Diego ese entendimiento”.

Eso sí, reconocía que su discurso fue “respetuoso” y “sosegado” y admitía: “Estuvo todo el mundo correcto, el único que en algún momento perdió un poco los nervios fui yo y decidí que fuera por poco tiempo”, decía en alusión a su salida de plató. No cree que su intención fuera la de provocarle pero sí le definía como un chico “cabezón” y “orgulloso” por lo que cree que es difícil que dé su brazo a torcer.

Y Kiko Matamoros cree que, al menos por el momento, no es posible empezar de cero: “No sé qué le he hecho a mi hijo para pedirle perdón”, decía el colaborador ante las preguntas de Paz Padilla aunque sí explica que podría revisar algunos de sus actos y reflexionar sobre ello.

“Cuando alguien se produce contra alguien lo primero que tiene que haber es una reparación del daño que evidentemente solo pasa por pedir perdón”, continuaba explicando Matamoros y recordaba que él ya se disculpó “por si le ofendí o le perjudiqué”.

“A mí me gustaría que no hubiera pasado lo que ha pasado”, decía el colaborador, emocionado, ante las preguntas, y concluía: “Como es un imposible, que por lo menos fuéramos capaces de enmendar los errores”.