El corazón de D'Artagnan está en Lupiac
Por lo menos una vez al año en el festival que organizan en Lupuiac, la ciudad gascona de Gers. Todos los vecinos se implican en esta iniciativa que tiene como objetivo recordar a su personaje más ilustre. Un gascón que ha llevado el nombre de su tierra por todo el mundo y que ha colocado la comarca en el mapa de todos aquellos que leímos las aventuras de Dumas de pequeños.
500 personas se visten de época cada año. El orgullo de su tierra, de su historia y de lo que son hace que hasta 150 voluntarios arrimen el hombro de manera desinteresada durante el invierno para construir todo lo que hace falta. La iniciativa comenzó como algo local y pequeño pero con el tiempo se ha ido convirtiendo en una cita con mucha más entidad que al año recibe 2500 visitantes. D’Artagnan y sus mosqueteros vuelven a estar entre nosotros por lo menos una vez al año. Si sois seguidores del personaje, si lo veis actualemente en televisión o si tenéis hijos pequeños fascinados por el gascón, debéis ir a Lupiac. Precisamente los niños fueron los que llevaron casi sin querer a nuestro protagonista hasta aquí.
Thomas Sameck es la persona que durante unas horas se convierte en nuestro héroe. Para empezar él corresponde físicamente muy bien a la descripción que Dumas hace del gascón: “figuraos a Don Quijote a los dieciocho años. Un Don Quijote libre del casco, de la coraza y del escudo; un Don Quijote cubierto con un capote de lana, cuyo primitivo color azul se había transformado en una indefinible mezcolanza entre el poso del orujo y el azul celeste. El rostro alargado y moreno; los pómulos prominentes, signo de astucia; muy desarrollados los músculos maxilares, típica característica del gascón, aunque no lleve birrete;…la mirada franca e inteligente; la nariz abultada, pero finamente trazada; excesivamente desarrollado para ser un adolescente y demasiado joven para ser un hombre hecho”. Bueno, pues para quién no lo haya leído, éste es D’Artagnan a los ojos o la imaginación de Dumas.
Pero Thomas no es gascón, ni siquiera francés. Es un médico alemán que hace 5 años apareció por Lupiac después de haberse enamorado del personaje. Algunos médicos del hospital de Hamburgo donde trabaja decidieron disfrazarse para proporcionar una “soirée” a los niños enfermos y él eligió el personaje de D’Artagnan que hizo las delicias de todos los chiquillos. De ésta forma se dio cuenta de que había que profundizar más en su historia y así apareció en es pueblo. ¿Y cómo se presentó? Pues con un simple “yo soy D’Artagnan que sorprendió a más de uno. Desde entonces ha tomado parte en el festival, con éste van ya tres años, que organizan los 300 habitantes de Lupiac como si fuera un vecino más.
Pero además de D’Artagnan podéis encontrar todos los personajes de la célebre novela de Dumas: los mosqueteros que se baten con su florín en medio de la plaza, Milady con sus intrigas paseando mientras se fotografía con los turistas y hasta el Cardenal Richelieu no deja de mezclarse entre los visitantes.
Y junto a los personajes, la manera de vivir de la época. Encontraréis puestos en los que veréis practicar oficios antiguos como hilanderas o curtidores. Aprovechad y comprad quesos de calidad, embutidos de la tierra. Recordad que en Gascuña la oferta gastronómica es muy variada y de mucha calidad. Además fijaros en los bailes de gitanas y lavanderas, duelos de caballeros, bandas con música barroca y hasta misa en Gascón, algo muy raro y curioso teniendo en cuenta que muy poca gente habla ya este dialecto mucho más parecido al español que el francés.
En definitiva, Lupiac en agosto es una fiesta, una fiesta en la que caben todos los que quieren recuperar al gascón universal, al hombre guerrero, al gascón fiel que muchos hemos leído en la niñez y que todavía no hemos olvidado. El fue el primer contacto que tuvimos con Francia.
Ya que estáis aquí merece la pena que os acerquéis al Castillo de Castelmore. Lo escribo un poco en letra pequeña y de forma discreta porque es un edificio actualmente privado. Su propietario no gusta mucho de las visitas de los curiosos y aunque es entendible que no se puede vivir todo el día bajo la presión de las fotografías de los turistas es donde en realidad vivió Charles de Batz, el hombre al que nosotros llamamos D’Artagnan. Murió en plena batalla como buen guerrero, en el sitio de Maestricht en 1673. Pero su espíritu sigue vivo hoy en día. Y quién tenga dudas que se acerque en agosto a Lupiac.
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