Somos una tribu: los amantes de GH
Hellfiredclub es mi amante virtual de los últimos meses. Poder escribir de alguien a quien conoces bien, pero no conoces de nada es extremadamente tentador.
Gran Hermano nació hace 14 años y no ha dejado de ser una permanente sorpresa; sorpresa para los que lo hacemos y sorpresa para los que participan. Eso lo sabemos, lo tenemos asimilado, a éstas alturas. Hoy quiero dirigirme a los que conforman los cimientos vivos de nuestro programa: su audiencia. Son tantos millones de personas las que, en algún momento de sus vidas, han visto algunos minutos de Gran Hermano, que sería absurdo e injusto no hablarles a cada uno de ellos aunque nunca lleguen a leer éstas líneas ni tan siquiera les importe que me haya acordado de ellos. Todos son para mí, imprescindibles. Cuando el 23 de Abril de 2000 empezó nuestro querido programa, nadie, absolutamente nadie, pensó que estrenábamos una nueva manera de hacer televisión; nosotros tampoco. Los que apostaron entonces, los que tuvieron el olfato de que aquello era una bomba, de que aquel programa que iba a encerrar a una decena de jóvenes en una casa rodeada de cámaras y micrófonos en un pueblo de la Sierra de Madrid, Soto del Real, en ese momento, fueron valientes: unos y otros, todos lo fueron. Era un experimento caro y podía salir de cualquier manera. Salió bien, excelente, extraordinariamente bien. Todos lo sabemos, no quiero ahora mirarme el ombligo ni mirárselo a nadie.
Hoy quiero anunciaros un nuevo pálpito: un pálpito parecido al que sentí cuando Pilar Blasco me llamó al móvil, aquel móvil que conservo como una reliquia, y me preguntó si aceptaba hablar de presentar un nuevo formato de televisión, de Big Brother. La historia la conocéis y no hace falta repetirla; solo quiero decir hoy que aquel pálpito – una palabra que me gusta – que sentí aquellos días al ir descubriendo lo que me explicaban ella, como productora ejecutiva y Roberto Ontiveros, como futuro director, he vuelto a sentirlo ante appgree. Pero no quiero correr, me importa demasiado mi amante virtual.
Sin las redes, sin los blogs, sin Internet, nuestra vida sería peor, lo tengo claro. Estoy y he estado siempre dispuesta a aceptar todo lo que llegaba de las personas que están detrás de cualquier comentario y solo actúo en mi defensa cuando lo creo necesario en mi propio blog: “lo que me sale del bolo”. Creo que nadie podrá decir lo contrario.
Alrededor de GH hay múltiples plataformas y blogs: tenemos esa suerte y, a veces, esa desgracia. Yo sufrí en carne propia el lenguaje doloroso de uno de ellos: La Heskoria. Era seguidora fiel de El Gato Encerrado, ayudé al Gato todo lo que pude haciéndolo visible en las Galas, jugándome en ocasiones el tipo frente a mis propios jefes, y lo hice porque sentía que esos comentarios, esas apreciaciones sobre Gran Hermano eran la vida, eran la gente. Ahora es muy fácil verlo, entonces, hace unos cuantos años, no lo era tanto.
La Heskoria fue un blog que formaron un grupo de seguidores del Gato que se escindieron de su blog y que fueron muy agresivos en sus comienzos. Recuerdo aquel GH8 de Javier Robles, Pulpillo y cía, como el terreno de batallas campales con la presentadora como un muñeco en manos de unos y otros sufriendo todo tipo de atropellos e insultos. Nunca respondí, jamás contesté a nadie: es una decisión que tomé hace muchos años tras un consejo del que fue mi marido, José Sámano. Jamás se lo agradeceré bastante.
Pasó la vida y, gracias a Gilda Santana que hizo de intermediaria, volví a retomar mi vieja relación con Senador Palpatine y su gente de La Heskoria. No miré hacia atrás, a lo malo, miré hacia mi devoción por sus maravillosos comentarios sobre mi programa y seguimos caminando. Hoy no podría hacer mi trabajo sin leer con devoción los comentarios de La Heskoria: muchos de ellos muy negativos sobre cualquier cosa que diga o haga; muchos otros imprescindibles para enterarme de todo lo que me hace falta para pisar un suelo seguro. Gracias Senador, gracias Inés-Azazel, gracias Ravenous, Sevilla y tantos que no nombro porque no me da el teclado pero por encima de todos y con permiso de Margimala, gracias Hellfired, mi Hellfired,eres mi fuente de felicidad, mi alegría mañanera, mi Alain Delon por excelencia.
Estoy segura de que muchos me entenderéis si os digo que los comentarios de un blog de Internet os pueden hacer sentir más cerca de una persona que jamás habéis visto en carne mortal, que de amigos, maridos, hermanos o familiares varios. Eso me ocurre a mí. No sé de qué color tiene los ojos, no sé si es joven o viejo, alto o bajo, gordo o delgado ni como son esa manos que escriben. Sospecho cosas, tengo certeza de otras pero por encima de todas, sé lo que piensa, lo que le gusta, lo que odia, lo que valora y sé, sobre todo, lo que me hace reír.
Espero con ansia que entre en el blog, espero como si fuera alimento, sus comentarios de lo que se ha visto en el 24 horas, que ordene mis ideas, que las enriquezca, que cite nombres, libros, películas, momentos históricos o personajes que google, bendito google!, me ayudará a iluminar. Gracias a Hell he aprendido muchas más cosas de las que me enseñaron en el colegio. Gracias amigo, gracias de verdad.
Para él y para todos los Senadores y Gatos de nuestro mundo granhermaniano, llega hoy un gran regalo: appgree. Cuando Juan Morán y Roberto Huerta me contaron en Zeppelin junto a Pilar Blasco, Jaime Guerra y Alvaro Díaz, de qué se trataba esta nueva aplicación, fui sintiendo poco a poco aquel pálpito de la llegada de GH1 a mi vida, aquella fuerza de algo grande, aquella curiosidad y energía. Hoy será vuestra y por eso estoy escribiendo este post.
Appgree es un invento extraordinario. La cabeza de un matemático: Juan Morán y su gente, lo han hecho posible. Un algoritmo logrará que, de nuevo, la familia de Zeppelin y Telecinco volvamos a abrir un camino que nadie había transitado hasta ahora. Vosotros, los seguidores del programa, los amantes de este formato genial, seréis sus dueños más que nunca. Hasta ahora lo habéis sido porque la última palabra siempre ha sido vuestra: desde hoy ese derecho aumenta, se multiplica y nadie puede decir en estos momentos hasta donde llegará. Es una aventura nueva que, mira tu por dónde, da vértigo.
Cuando los Hellfired dominen appgree, Gran Hermano se convertirá en algo nuevo, en algo que aún no conocemos pero que, estoy completamente convencida, será mejor, todavía mejor.
Appgree es un invento español, completamente español, que revolucionará las comunicaciones entre las personas de todo el mundo: es un invento “84”. Eso, en momentos como los que vivimos, con tanta gente pasando tanto dolor, es una noticia extraordinaria y muy esperanzadora que espero celebremos juntos muy pronto.
Me dice Juan Morán en un mail ésta mañana: “appgree es un medio y no un mensaje pero el que lo usa demuestra: innovación, transparencia y deseo de oír a la gente. Es una aplicación totalmente gratuita. No solamente bajársela, lo es; es gratuito cualquier movimiento o uso que hagas dentro de ella”
Alain Delon fue el más bello protagonista de aquella película mítica. “El Gatopardo”. Desconozco por qué mi amante virtual, mi Hellfired, lo escogió para su avatar pero esa incertidumbre no hace más que aumentar mi curiosidad por su persona. Una incertidumbre que define en estos instantes el nacimiento de appgree (to agree en inglés, ponerse de acuerdo) que ha ido a coincidir en el tiempo con la llegada al mundo de una niña, la nieta de alguien a quien quiero mucho y que sé que la cuidará y la adorará.
Ojalá ese signo de vida contagie este nuevo camino que hoy emprende GH14. Un camino que recorreremos juntos, vosotros y nosotros, como lo hemos hecho siempre porque Gran Hermano no existiría sin vuestra pasión, vuestra critica, vuestra entrega, vuestra falta de sueño, vuestras sugerencias y por encima de todo por vuestros deseos de participar, siempre participar, como concursantes: los más valientes, y como telespectadores y seguidores fieles, todos los demás.
Hoy es un día grande para nuestra tribu. Cruzad los dedos, bajaos cuanto antes la aplicación, y disfrutad de algo nuevo y lleno de posibilidades. Hoy estoy muy, muy feliz y quiero compartirlo, como siempre.