62 años con una flor en lo alto
Voy viajando en el ave, ese tren joya en el que vivo últimamente más horas que en mi propia casa, y no puedo dejar de compartir con vosotros un par de cosas.
La primera es que soy un año más vieja.
La segunda es que esta tarde la Editorial Espasa de la mano de su jefa, Ana Rosa Semprún, presentará en la librería +BERNAT en Barcelona una recopilación de textos como este que ahora os escribo en forma de libro. Jamás, y lo digo muy en serio, jamás pensé que la vida me traería una oportunidad así; sin saber escribir, difícil era que llegara a publicar un libro. Ese momento ha llegado y su salida a la calle coincide con mi cumpleaños ¿qué mejor regalo que este? Creo que ninguno.
La librería, mi librería se convertirá esta tarde en un inmenso corazón. Digo esto porque tengo la certeza de que no estaré sola, de que me acompañarán amigos y personas que me desean cosas buenas; lo sé; lo sueño; lo deseo. A ellos, a los que se acerquen a la calle Buenos Aires 6, se lo diré en persona, a vosotros, quiero dejároslo dicho aquí: en mi casa de Internet, en mi rincón de una web que no hace más que darme alegrías desde hace cinco años.
Hoy la foto refleja mi estado de ánimo: alegría y desvergüenza. Alegría porque sería muy injusta si no estuviera feliz de lo que me está ocurriendo y desvergüenza, porque hay que tener muy poca vergüenza para colgar esta fotografía que una amiga me hizo hace unos meses en una calle de Andalucía. Un rumano, un chico que, por supuesto, no me reconoció, me colocó la flor en el pelo, en todo lo alto, el abanico en su sitio, y me dijo con sus escasa palabras, como debía colocarme y cómo mirar a la cámara para que saliera bien la foto. Le hice caso religiosamente y este es el resultado. El vestido rojo no puede ser más precioso y los brazos de cartón de la gitana son mucho mejores que los míos; su cintura más estrecha, su talle más esbelto ¿qué más se le puede pedir a la vida?
Mis 62 años están en esa fotografía por dentro y por fuera. Mis 62 abriles que, al contrario de lo que le ocurre a muchas personas, a mí me parecen una suerte por los que intento agradecer, todos los días a la vida.
Un libro que espera a sus lectores y una gitana que celebra su cumpleaños: esas eran las dos cosas que quería dejaros hoy aquí, eso y un inmenso abrazo a todos los que deseen recibirlo. A los que no, solo puedo decir que sus críticas, sus desacuerdos son la cara de la moneda que completa mi vida, sin ella nada existiría del todo.