Se apagó la luz
Argi es luz en euskera. Ayer se apagó la luz en la casa de Guadalix. Esta casa decidió la expulsión de la concursante por una desafortunada broma relativa al terrorismo. Está claro que la broma fue un despropósito que nunca debió producirse, aunque ipso facto fue rectificado y quedó claro que se trataba de una broma sin gracia de la que se arrepentía su autora. A pesar del arrepentimiento y la posterior disculpa reiterada la tarde de ayer, está claro que el mal estaba hecho y es entendible que la ofensa hiciera un daño irreparable a mucha gente.
Se trata de la decisión de una empresa privada que está en todo su derecho de proteger sus intereses como mejor le conviene. No discutiré eso por razones evidentes, aunque personalmente me parece que la consecuencia es un castigo desproporcionado a una concursante que no lo merece. Analizaré, por tanto, las consecuencias de la expulsión de Argi desde el punto de vista humano y como amante de este bendito programa.
Por suerte, en las cinco ediciones más un reencuentro que he comentado en esta casa jamás he tenido que mover una palabra de lo escrito, ni tan siquiera una coma, habiendo tenido la más absoluta libertad para decir lo que pienso. Así me siento también hoy, aunque como siempre intentaré ejercer mi libertad con responsabilidad y sentido común. Respeto las decisiones de la empresa para la que colaboro, y no me corresponde a mí cuestionarlas. Aunque no puedo dejar de decir que lo de ayer me parece una enorme faena para una muchacha de 20 años, que quedará con el estigma de la concursante que defendió el terrorismo, cosa que es incierta. Especialmente triste que se trate de quien era una muy posible ganadora de este concurso.
De igual forma respeto a todos los que opinan que debía castigarse a la concursante por su desgraciada broma. No solo les respeto, sino que no me cuesta nada entenderles. En justa correspondencia, pediría que quienes piensan de esa forma respetaran igualmente mi opinión. De entrada no he visto respeto a mi silencio respecto a este tema. Una de las personas que reportó a asociaciones de víctimas el asunto me ponía en solfa en una red social por no decir “ni mu” respecto a las palabras que han generado toda esta polémica. ¿Tan difícil es respetar mi decisión de contar unas cosas y otras no? Desde mi punto de vista, parece obvio que no quise dar publicidad a esas desafortunadas palabras. Como obvias son mis razones para ello.
Es curioso que algunas personas argumenten el sufrimiento de las víctimas de una lacra como la del terrorismo en nuestro país para defender que se tomen medidas contra una concursante y, al mismo tiempo, se lamenten por el hecho de que en este blog no se haya dado publicidad a las palabras que provocan dicho sufrimiento. Me parece una contradicción enorme que se desee difusión máxima para aquello que provoca un evitable sufrimiento.
Ni reproduje esas palabras de Argi ni lo haré. Está claro que cuanta mayor difusión se dé más se agravan las consecuencias. Por otra parte, en el ejercicio de mi libertad decidí que quedaba disculpada desde el momento que la concursante rectifica, cosa que sucede de inmediato. En todo caso no tengo que justificarme por lo que cuento o dejo de contar. ¡Solo faltaba! Digo todo esto porque se está produciendo una especie de variante del famoso efecto Streisand.
Se llama efecto Streisand al fenómeno según el cual la censura de cierta información fracasa, o es incluso contraproducente, ya que esta acaba siendo ampliamente divulgada, recibiendo mayor publicidad de la que habría tenido si no se la hubiese censurado. En este caso podemos entender la censura no como el intento de acallar lo que se ha dicho sino de castigar a su autora. Quienes han pedido la repulsa a las desafortunadas palabras y la expulsión de Argi por las mismas estaban contribuyendo a que estas fueran más ampliamente divulgadas de lo que hubieran sido en caso de haber dejado pasar el asunto como un comentario más entre los muchos que se realizan en el entorno de un programa de telerrealidad donde se convierte en público lo privado de la convivencia en un grupo.
Una convivencia en la que se dicen muchas barbaridades, como sucede en nuestras vidas privadas infinidad de veces. Por esa razón no consideré adecuado el año pasado contar con detalle la broma de Dani sobre una víctima del terrorismo, y este año ni siquiera he mencionado la realizada por los gemelos sobre el caso de una joven asesinada. Repetir esas palabras solo ayuda a incidir en el error y facilitar que las personas interesadas, sus familiares o personas cercanas puedan sufrir por ello. Con todo, en ninguno de estos dos casos se produjo una inmediata rectificación.
No es cierto que la reacción masiva que se ha producido en las redes sociales y comunidades de espectadores de este programa a favor de Argi sea por tratarse de quien era hasta ayer una gran favorita para ganar el concurso. Desmonta esa teoría el hecho de que muchos tampoco nos hicimos eco de la broma de los gemelos, de igual forma que decidimos no reproducir esta de Argi, siendo ambas igual de desafortunadas. Hay argumentos que se desmontan solos. Personalmente tampoco estoy de acuerdo en que ahora se pida para otros concursantes lo que no debería haberse producido para ninguno.
Las consecuencias de todo esto son fatales para el programa por varias razones. Entre otras cosas de mayor importancia, a partir de ahora resultará muy fácil para cualquier concursante salir del concurso por decisión propia sin necesidad de pedir ser nominado y esperar la decisión de la audiencia y, por supuesto, sin tener que pagar la sanción por abandono voluntario. Para conseguirlo bastará con hacer una broma de mal gusto sobre un asunto delicado como el terrorismo.
Lo peor es que se pone a los concursantes ante una tesitura complicada: el temor perpetuo a decir algo inconveniente. Este formato descansa en la generosidad de los concursantes para mostrarse tal cual son en realidad, olvidando las cámaras y mostrando su intimidad las veinticuatro horas del día. En la medida que se sancionen de una forma u otra determinados comportamientos se está poniendo difícil esa naturalidad en aquellos que son los reales protagonistas de este invento, sin los cuales no podría existir.
Se establece de este modo una delgada línea entre la conveniencia de evitar comportamientos que son nocivos para la sociedad y el peligro de terminar convirtiendo la vida de los encerrados en una pantomima. Lo decía ayer Álvaro, uno de los más sensatos concursantes de este año y auténtica revelación en los escasos cuatro días que lleva ahí dentro. A partir de ahora deberán pensarse cada cosa que digan, no vaya a dañar la sensibilidad de alguien. No diré que es la muerte del formato porque está demostrada su fortaleza. Pero desde luego no se lo están poniendo nada fácil a los que mantienen esto.
Ayer por la tarde, Argi era llamada al ‘confe’ y entonces temí que fuera por el tema que era. Había trascendido a distintos medios de comunicación que informaban con desigual fortuna. Por ejemplo, el diario La voz de Galicia sigue titulando: «Telecinco expulsa a Argi por pedir “la vuelta de ETA”». Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. No tuve duda de que la visita de Argi a la sala de confesiones era por esto cuando en el momento de su salida vimos unos momentos la imagen del logotipo del programa.
En seguida Susana se convirtió en confidente de Argi. En los momentos importantes las dudas sobre la confianza de esta concursante hacia su amiga quedaban apartadas completamente. A partir de ese momento, Susana fue su gran apoyo. La tranquilizó e incluso escribió una entrada en su blog cuando el ‘súper’ volvía a reclamar a Argi. Estas eran algunas de las breves palabras escritas con urgencia por Susana: “También me gustaría decir que aquí todos estamos como en casa, con amigos, y en un ambiente relajado se hacen comentarios sin pensar en la repercusión que puede tener fuera, o gastar bromas de mal gusto sin darte cuenta que pueden ofender a la gente que está viéndote en casa. Solo asegurar que ella jamás haría daño a nadie y que cuando pide perdón lo hace de corazón, estoy segura de que su intención nunca ha sido ofender a nadie”.
A partir de ahí todo fue una angustiosa espera hasta el comienzo del debate, donde el bueno de Floren le comunicaba la decisión de su expulsión con estas palabras: “Argi, esta tarde hemos hablado sobre tu comentario, que ha herido a mucha gente. Sabemos que estás arrepentida, pero este tipo de bromas no las podemos dejar pasar así que tienes que abandonar la casa”. En estado de shock y casi sin capacidad de reacción, Argi salía del ‘confe’ y preparaba su maleta.
Recordaré la despedida de sus compañeros como uno de los momentos más emotivos y tristes de los trece años que este programa ha cumplido el mes pasado. Desolada, Argi se abrazaba a sus compañeros, con especial emotividad a Susana, Kristian o Sonia. Antes veíamos la sorpresa de esta última, cuyo comportamiento ha sido ejemplar en todo momento relativo a este asunto. Ya cuando se produjo el desgraciado hecho. Sonia se apresuró a aclarar de forma repetida que se trataba de una broma, y ayer no salía de su asombro al conocer la noticia de la expulsión de Argi.
En el relato de lo que pasó en la tarde noche de ayer el momento que más consiguió impresionarme fue cuando Argi le decía a Susana en la radio que tenía miedo de salir fuera de esa casa. No podía imaginar que ese momento se produciría escasas horas más tarde. Repito que Argi no merecía un final así. Se trata de una concursante que nos había conquistado precisamente por su naturalidad y por salirse de ese maldito bienquedismo que aqueja a la mayoría de los concursantes en esta edición.
Borde, cotilla y pija, Argi ha sido una concursante insólita porque a pesar de estas características logró que trascendiera su buen fondo y con eso nos enamoró a muchos. Su alianza con Susana tuvo la fuerza de conseguir que se acuñara el término ‘susargismo’ dentro del ecosistema de Gran Hermano, incluso que entrase en la casa y fuera repetido por las protagonistas de ese pacto no escrito que ligaba el destino de una al de la otra. Por desgracia, el destino finalmente fue tan vil como para separarlas a la fuerza, como cuando un cirujano separa a dos siameses.
Por encontrar algo positivo, que no es sencillo, Argi podrá estar en plató siempre que lo desee. No todas las expulsiones disciplinarias son iguales, y la suya se me antoja especialmente triste. No podremos nunca saber si Argi hubiera sido la ganadora de esta edición, pero muchos la veíamos así desde hace tiempo, especialmente tras la salida de Igor y dada la errática relación de Susana con los gemelos. Con la salida de Argi la luz en la casa se apaga irremediablemente, mientras aquí afuera nos cuesta a muchos contener las lágrimas.
Moleskine del gato
No es un día para comentar mucho más. Si fuera gata diría que no tengo el chichi para farolillos, como decía Aída (el personaje de la serie, no la exconcursante). De todas formas, apuntaré que la campaña por la repesca sigue en pie y ayer Igor demostró en el debate que merece volver a esa casa. En su alegato tuvo cariñosas palabras para Argi, lo cual le honra, y el resto del tiempo se merendó a todos con patatas. He de decir que Igor ha superado con creces mis expectativas. Se trata de un tipo mucho más brillante e inteligente de lo que pensaba.
Anoche sumaban nada menos que 361.754 los votos para la repesca de unos u otros. De momento, dos candidatos han sido apeados por ser los menos votados. Son Anabel, con el muy escueto 0,56% de los votos, lo cual es casi una humillación más para ella; e Iván, con el 1,04%. Esto es como lo de los diez negritos de Agatha Christie. Ya solo quedan nueve: Igor, Leticia, Noe, Giuls, Lorena, Dodo, Juan Carlos, Miriam y Adrián.
Por otro lado, volvimos a no tener porcentajes ciegos, supongo que para no saber a ciencia cierta que hay un nominado claramente destacado sobre el resto. Solamente supimos que Yessica es la menos votada con un 2,9% de los votos (3% en nuestra encuesta).
Y hoy me doy el capricho de terminar con una frase del sociólogo y psicólogo estadounidense David Riesman: “Estudia las frases que parecen ciertas y ponlas en duda”. Buen fin de semana a todos.