Sema ya llama “mi marido” a Julián
Mira a Sema y verás un concursante con ganas de destacar, que no quiere perder este tren y está siempre preocupado por hacer gracia y asegurar al menos un vídeo diario en el resumen. Mira a Rappel y verás un concursante disfrutando de esta experiencia, que aprovecha cada momento y no solamente se lo está pasando bien él, también está haciendo que lo hagamos los demás, dentro y fuera de esa casa. Uno planifica el vídeo diario, inventa y fuerza situaciones, solo o en compañía de Liz. El otro es el amo de la fiesta, incluso cuando esta es improvisada y de repente nos sorprende bailando el ‘Sex bomb’ junto a dos pibones, que a su lado lucen más y mejor.
No es que desprecie los intentos de Sema. Se lo curra más que otros, aunque no ha terminado de entender el gusto del espectador. Si lo fuerzas no tiene gracia. Y aquí he llegado a la almendra del asunto. Sema tiene poca gracia. Puede despertar más o menos ternura. A muchos les parecerá un buen chico. Confieso que ahora mismo me molestan infinitamente más otros. Por eso se equivoca intentando resultar gracioso sin serlo. Ahí es donde pierde comba.
Con todo, igual es preferible lo de Sema siendo poco protagonista a pesar de sus denodados intentos, que lo de Raquel Bollo. Ya no se trata de que apenas se la vea sino que ni siquiera sería capaz de decir cuáles son los suyos. A estas alturas, tras casi dos semanas de encierro, todos tienen sus alianzas, unos que son más amigos y otros que no tanto. Sin embargo, ¿alguien sería capaz de decir con quién simpatiza Raquel? Aparte de la natural cercanía a Rosa, su compañera de trabajo.
Cierto que cuando Julius comunica la decisión incuestionable de cerrar el acceso a la despensa dice que solo podrán hacerlo Rosa y Raquel, aparte de sí mismo. Esto pone a Raquel del lado del cocinero, pero no será porque ella hiciera nada por dar a entender que es así. El problema es que Raquel está y no está la mayor parte de las veces. Está presente en conversaciones, pero no interviene. Eso es lo que fastidia, porque estaba deseando conocer a la Raquel divertida que nos anunció Luis Rollán. Estoy seguro de que lo es, pero todavía no lo hemos podido comprobar. Sí me ha parecido trabajadora, y contrasta con Sema que no pretenda destacar forzando situaciones al borde del sonrojo. A su favor, no sería capaz de señalar a ningún concursante como su enemigo. Aun así, es insuficiente. No vale con callar y dejar pasar el rato.
En realidad, es peor lo que une a lo que separa dos concursantes como Sema y Raquel. Ambos evitan los conflictos. Sospecho que pasan por encima de cualquier cosa mientras no vaya con ellos. En medio de ambos un Rappel que sin perder nunca las formas tampoco se ha enemistado con nadie y, sin embargo, dice lo que piensa sin pudor alguno. No le imagino callando una información esencial, que pudiera perjudicar o beneficiar a unos y otros. Eso es justo lo que hicieron Sema y Liz con el ‘ginebragate’.
Anoche Carlos le volvía a agradecer a Fran que le contase lo dicho por Julián sobre la trampa del vaso de ginebra. No obstante, estaba confuso ante las distintas versiones habidas. Sema y Liz podrían haber resuelto el entuerto, y ahora Carlos sabría a qué atenerse. Ellos dos saben que es cierto lo dicho por Fran. Es más, Julián hablaba con Sema y Liz cuando dijo que era “una trampa para ratones”. Y más importante todavía me parece lo dicho después, que describía a Carlos como sospechoso sin nombrarlo. Esto no lo escuchó nadie más dentro de esa casa.
No concibo dejar pasar algo así sin sentir remordimientos por no haber contribuido a hacer justicia. Es algo que no va con ellos, por lo cual evitan comprometerse. ¿Y si mañana va con ellos? ¿Entenderían el silencio cómplice de alguno de sus compañeros? Estoy seguro de que no, por lo que están haciendo aquello que no quisieran para ellos. Resultan damnificados por ello bastantes concursantes. No solo Carlos, que sigue con la duda. También Fran o Alejandro, que escucharon lo que escucharon y siempre se ajustaron a la verdad. Con ellos, Javier confiando plenamente en sus amigos.
Frente a Fran, Alejandro y Javier está uno de los ejes del mal de este GH VIP. Hablo del formado por Julius y Julián Contreras, dos machos alfa que dicen defender a la manada, pero yo solo les veo hacer diferencia entre las ovejas negras y las blancas. Lo de la manada es cosa de Julius, tal vez emulando a Maite Galdeano. Estos dos concursantes fueron autores materiales de la trampa de la ginebra y han sido calificados como “los amos de la casa”. Julius se ofende porque le llamen tirano o egocéntrico e intenta despejar las dudas existentes diciendo de sí mismo que es “macho alfa de la manada”. Sucede que en lugar de alejar la idea está confirmando su enorme ego y un evidente carácter autoritario.
La pregunta es quién está en condiciones de enfrentarse a Julius y Julián. Hace falta otro eje del mal, y dudo que valgan Fran, Alejandro y Javier. Veo a Fran demasiado inocente, a pesar de lo vivido. Lo mismo me pasa con Rappel, el más mayor del grupo. Ayer el adivino hablaba con Belén sobre Lucía y algunos asuntos más. No sé si elegía bien con quien sincerarse. Igual no está teniendo en cuenta los juegos de alianzas en la casa. Rappel maneja la información como nadie, pero ahí dentro puede estar bajando la guardia.
No parece lo más acertado decir nada a Belén que no deba conocer Lucía, porque ellas dos serían, precisamente, las otras candidatas a formar un eje del mal que plante cara a los Julis. Tampoco vería mal una alianza entre estas dos y Fran, para quien tanto Alejandro como Javier pueden no ser mucho más que una rémora. Eso sí, de momento le ayudan en su estrategia, aparte de hacerle los días más cómodos. Javier incluso le entrena, por lo que Fran Little Nico puede salir de ahí muy cambiado.
Javier tiene lleno el casillero de enemigos, pero solamente a Fran y Alejandro entre los amigos. Si acaso Liz podría estar también en este grupo, pero poco más. Creo que Laura ha logrado transmitir a la mayoría ese odio obsesivo hacia Javier. Anoche se burlaban de él desde Belén hasta Sema, pasando por Julián y, por supuesto, Laura. Era el cumpleaños de su novia y su hermanastra contaba que había pasado un buen rato en el ‘confe’, conjeturando sobre que habría estado llorando. Los demás lo dieron por bueno, y le criticaban por llorar. Sin “supuestamente”, ni nada. Lo que tengo por seguro es que besó sus pulseras varias veces. Un poco patético sí que queda, he de decir.
Me urge que se forme cuanto antes un eje del mal que logre aplacar un poco la prepotencia y chulería de los Julis. Ya hemos visto que Carlos Lozano es un buenazo. No nos vale para esto, aunque de vez en cuando saque la espada de matar y meta unos sablazos importantes. Ayer Julius le hacía un pequeño masaje en los hombros y se quejaba de que tenía las manos muy duras. “Así no te vas a ligar a una piba. Si acaso a un tío”, decía Carlos, y después repetía la broma que le causó la enemistad de Fran durante días. Ni siquiera creo que sea homófobo, solo un poco capullo.
Sobre la cama de Julián planea un espíritu reciente y no es de esos que veía Carolina en GH 16, aunque procede de esa edición. Sema insistía anoche en acostarse en su cama. No en la de al lado, que ocupa Raquel, sino en la suya. Es más, ya le llama “mi marido”, e incluso ha llegado a pedir una hora sin cámaras con él. Diría que Julián es cómplice de todo ello, aunque insistiera anoche en que no iban a caber los dos en la misma cama. ¿No hubiera sido más fácil decirle que no? Simple y llanamente.
Raquel protestaba porque se estaba clavando un palo, y Sema hacía la broma de decir que no era su palo. Julián reía y desaprovechaba la ocasión de decirle a Sema eso mismo. Mira, tío, no eres de mi palo. Las bromitas están bien, pero es el momento de acabar la broma, irte a tu cama y tan amigos. Si no responde de esta manera es porque no quiere quedar mal. Tal vez piensa que este romance platónico de Sema le puede beneficiar, más esta semana que está nominado. Pero todos sabemos cómo terminan estas historias no frenadas a tiempo.
Efectivamente, quiero decir que Sema repite el esquema de Han. Rodilla en la entrepierna de Julián, llamándole “mi marido” y pretendiendo forzar carpeta. “Lo nuestro va a ser legendario”, decía un día en el ‘confe’. De leyenda es casi todo en Sema, esa es la verdad. Dudo mucho que consiga lo que pretende. Es el sino de Sema. Tanto esfuerzo y ni un solo vídeo en las galas. Seguro que fabula con un puñado de vídeos suyos, de esos a los que ponen música de Benny Hill. Pero nada, chico. Por mucho que lo intentes no te sale.
Tal vez Sema haya errado el objetivo. Ayer decía Javier: “Después de dos meses aquí, te tiras a un chino o a quien sea”. Poco afortunado comentario, pero igual para Sema resultaría alentador. También es cierto que con Julián tiene papelón de víctima asegurado. Ayer fue de inmediato a Laura para contarle el rechazo. No querer dormir con él puede dar para un vídeo, debe pensar. Seguro que luego se lo contaría a Liz. Puedo equivocarme, pero sospecho que Liz terminará cansándose de tanta tontería. De momento, algún indicio de ello ya he notado.
Sema seguirá dando la matraca a Julián. A ver cómo termina esto. Aquí cada uno está a lo suyo. Hay más de un concursante con deseos de carpeta. Belén quizá sea la que más. Dice que no quiere algo serio, pero sí que le sirva para tontear un poco. O sea, algo puramente instrumental, ya tú sabes. Lucía le preguntaba sobre esto: “Ya que quieres tonteo, ¿por qué no te lías con Julius? Este sí que va detrás de ti”. La respuesta de Belén fue tan escueta como contundente: “Porque Julius no me gusta”.
Anoche unos cuantos decidían terminar la fiesta en el jacuzzi. Se apuntaron Belén y Liz. Javier no quiso porque no iba a poder ducharse después. Otra razón para que sigan criticándole. Y Julius, en su línea, cual macho alfa con necesidad de demostrar que lo es, comentaba: “Voy a ir, a ver si la tienda de campaña se levanta”. Sin comentarios.
Moleskine del gato
Ayer me asaltó otra incógnita que deja pequeña a la del vaso de ginebra. No me refiero a eso tan importante que esperaba poder consultar Carmen, la concejala. Dando por supuesto que se lo inventó todo y si la dejan seguirá burlándose de esta paciente audiencia, creo que prefiero no enterarme. Me refiero a un breve fragmento de una conversación que tuvieron anoche en el jardín Liz y Alejandro. Alejandro tiene la mala costumbre de dejar muchas veces a medias lo que cuenta. Esta vez se lo hacía a Liz y esta se quejaba.
Hablaba Alejandro de una “afición” suya que no puede contar. Cuando Liz le reprochaba que hiciera siempre lo mismo vino la afirmación más enigmática: “Si hablo aquí de eso me echan”. Lo siguiente fue aclarar que no era algo malo, con lo que nos dejaba a todos con la duda. ¿Qué puede ser esa afición que no es nada malo, pero correría el riesgo de expulsión si lo cuenta? Vale, lleguemos a un acuerdo, ‘súper’. Renuncio a ver las imágenes de la ginebra a cambio de que sometáis a Alejandro a un serio interrogatorio para averiguar este tema. ¿Estás de acuerdo, ‘súper’? ¿Me oyes? ¿Estás ahí, ‘súper’?